EL JUEGO DE AMAR

Pusieron mordazas a mi cerebro, un tapabocas mental que me obligaba a, de vez en cuando, asfixiada, gritar así aprendí a respirar. Llenaron de bruma mis oídos, sólo el silencio respondía a mis preguntas                                   i aquel eco cruel, que me obligó a callar. Me hicieron creerme ciega, necesitada de manos que guían. Cuando saltaba losSigue leyendo «EL JUEGO DE AMAR»

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar